Mientras la Iglesia Católica acepta la homosexualidad pero condena como pecado la conducta homosexual, los científicos parecen estar más seguros de lo que no es, que de lo que es realmente la homosexualidad. ¿De dónde proviene? ¿A qué se debe? La homosexualidad genera controversia e ignorancia, y en esta última germina la discriminación.
La iglesia acepta la actividad sexual dentro del marco del matrimonio (religioso). Acepta el homosexualismo como uno de los misterios del dolor porque indiscutiblemente implica un gran dolor. Por eso la Iglesia rechaza el pecado que implica la actividad homosexual pero sabe que es necesario amar al pecador, dice el sacerdote Paco Legarra, de la Orden Agustino Recoleto y pastor de una iglesia cercana a Nueva York.
De acuerdo con el padre Legarra, no todo está aclarado con respecto a la homosexualidad; pero es a la ciencia a quien corresponde investigarlo. Señala como uno de los misterios de esta condición casos en los que dos hermanos gemelos criados juntos y de misma manera, uno sea homosexual y el otro heterosexual. "¿Por qué?", se pregunta.
El psiquiatra César Jardón, con amplia experiencia en el tema, asegura que para los mormones la homosexualidad es una enfermedad y solían someter a sus feligreses homosexuales a electrochoques, tratamiento consistente en aplicar corrientes eléctricas de corta duración al encéfalo, con el propósito de intentar curar algunas enfermedades mentales.
El Dr. Jardón considera que la conducta homosexual puede tener una amplia gama de causas, entre ellas, el rechazo del niño a la personalidad o conducta del padre y a la identificación con la madre. No parece inclinado a aceptar como única alternativa la teoría genética, que es la más aceptada entre los grupos defensores de la comunidad homosexual.
Sin embargo, las conductas homosexuales, según el especialista, se observan en una extensa variedad de especies animales y lo ejemplifica con una pareja de pingüinos machos en el Parque Central de Nueva York, que estaban siempre juntos y rechazaban a las hembras.
La homosexualidad ha existido desde tiempos inmemoriales. Según ciertas interpretaciones de la historia, fueron homosexuales, entre otros, Alejandro Magno, Rey de Macedonia y gran guerrero que conquistó extensos territorios; Ricardo Corazón de León, Rey de Inglaterra y también guerrero y conquistador, y Leonardo Da Vinci, aclamado pintor, autor de La Mona Lisa y la Virgen de las Rocas, un genio, inventor y visionario.
La homosexualidad continúa presente en todos los países, sin importar razas, clases sociales o económicas. Hay personas homosexuales entre gente muy culta y los hay sin educación académica alguna; entre ateos y entre miembros de muy diversas religiones. Entrado ya el siglo XXI son más las interrogantes que las conclusiones sobre la homosexualidad.
En 1973 la American Psychiatric Association (APA) eliminó la homosexualidad de la lista de desórdenes mentales y dos años más tarde lo hizo la American Psychological Association.
De acuerdo con ambas instituciones, la homosexualidad no es una enfermedad, no se "contagia" ni los padres o las familias parecen tener responsabilidad en ello, ya que los grupos familiares en los que surge un homosexual (o más) son diversos. No hay respuestas concluyentes a la pregunta de qué puede hacer gay a una persona, sin embargo, en la mayoría de los seres humanos la orientación sexual, sea esta cual fuere, se evidencia a muy temprana edad.
"Recientemente se han descubierto considerables evidencias que sugieren que factores biológicos, genéticos o congénitos juegan un importante papel en la sexualidad humana, incluyendo la orientación hacia uno u otro sexo", señala la APA.
Ismael Ferrer, de 38 años, se identifica como bisexual pero con preferencia homosexual, al igual que sus dos hermanos varones.
"Desde que tengo memoria me sentí siempre más atraído hacia el género masculino que hacia el femenino. Desde joven he tenido relaciones con mujeres; pero realmente las considero más bien accidentales, o quizás han sido intentos de parecer "normal", como se hacen llamar los heterosexuales. No sé a que se debe pero creo que nací así. No pienso que nadie escoja ser homosexual", dice Ferrer, cuyo aspecto no retrata su condición, aunque él no la niega."¿Quién busca ser rechazado por ser "distinto"?
Entre las lesbianas se presenta un patrón similar: pueden tener grandes amigos hombres, o detestarlos. Su aspecto físico también suele ser variado: pueden lucir completamente femeninas, o vestir atuendos masculinos, y parecer hombres.
Sara Gómez Vega ha vivido las dos etapas. Recuerda que comenzó a percatarse de su condición desde que tenía ocho o nueve años.
Al principio ya de su adolescencia escuchó a su madre comentar que prefería ver a su hijo o a su hija "entre cuatro velas", que saber que cualquiera de ellos fuera homosexual. "He tenido mucha suerte de que ninguno de los dos lo es", cuenta Sara, de 50 años actualmente, que expresaba su madre. No sabía que tenía a una en la casa.
"En mi adolescencia y juventud, tuve que reprimirme. Usaba vestidos delante de mi madre. Me hice mi mundo propio, a mi manera, sin decírselo a nadie y me callaba la discriminación que sufría por parte de la gente que se daba cuenta. Nunca fui, ni voy, a discotecas gay, ni me reúno con gente gay tampoco. Tengo una compañera desde hace casi 20 años y nuestros amigos son gente heterosexual en su mayoría, aun después de que mis padres murieron. Creo que vivimos en una sociedad heterosexual y uno tiene que respetar el entorno en el cual vive", apunta Gómez Vega. Sin embargo, ya no oculta quien es.
"En mi trabajo me respetan porque yo respeto a los demás; pero la gente no es boba: mi aspecto habla por mí. Por lo demás, el que quiera tratarme como soy, me trata. En cuanto a los demás ...nadie me paga los "biles". No sé por qué alguna gente discrimina: yo nací así. Nadie discrimina a alguien porque sea zurdo o porque tenga los ojos de este u otro color. Eso de que la gente "se hace gay" es una babosada. Nadie quiere ser distinto a los demás".
En un reporte del 13 de octubre del 2006 el Museo de Historia Natural de Oslo, Noruega, en donde se inauguró una exhibición al respecto, se revela que la homosexualidad humana no puede ser vista como "no natural" ya que la conducta gay y lesbiana ha sido documentada entre jirafas, pingüinos, cotorras y docenas de otras criaturas.
"Nosotros podemos tener opiniones en muchas cosas pero una cosa es clara: si la homosexualidad es palpable a través del reino animal, tampoco puede ser contra natura entre los humanos", señala la declaración.
Geir Soeli, líder del programa de exhibición, dijo a la agencia Reuters: "La homosexualidad ha sido observada en más de 1,500 especies animales y está extensamente documentada en 500 de ellas".
De acuerdo a Soeli, un grupo radical cristiano expresó que los organizadores de la exhibición -realizada en parte con fondos gubernamentales noruegos- "deberían arder en el infierno".
De acuerdo con la Asociación Americana de Psicoterapia, aunque el rechazo continua existiendo a nivel individual y en grupos extremistas, a tal punto que puede generar violencia contra personas homosexuales, hoy en día se observa una mayor apertura y una comprensión algo más amplia.
"Probablemente esto se deba un interés más marcado en educar al público", dice la APA.
De todas maneras, si ser gay resulta doloroso para la persona, y difícil para grupos religiosos, para los padres puede ser llegar a ser traumático.
Lo fue al principio para Carlos y Gloria Arizmendi, católicos prácticos, miembros de varios grupos religiosos de su parroquia, y padres de cuatro hijos, dos hombres y dos mujeres.
"Nosotros no habíamos notado nada extraño en mi hija. Era como los otros tres: "normal". Ella había terminado la universidad. Tenía novio y él quería casarse ya pero un día pidió hablar conmigo y me dijo que había estado observando a su novia porque la notaba "rara". Ahora estaba seguro de que era lesbiana.
Arizmenti cuenta que él quedó "en shock".
"Yo no podía aceptar eso. De joven, mis amigos y yo perseguíamos a los homosexuales y, si podíamos, hasta los golpeábamos. Su propuesto yerno, aparentemente muy enamorado de la chica, pretendió incluso darle instrucciones al padre sobre lo que éste "tenía que hacer".
"Mira, te agradezco que me hayas alertado; pero no me digas lo que tengo que hacer con mi hija", respondió. Y lo que hizo fue hablar con ella, preguntarle.
Ella se lo confirmó. Le confesó que había tratado de ser como su hermana, como sus amigas. Pensó que teniendo novio se le pasarían sus sentimientos, pero no pudo. A ella le atraían las mujeres y rechazaba el contacto con los hombres.
"Mi hija es seria, formal, decente, cariñosa, buena hija. Y una profesional muy conocida. No fue fácil ni para mi mujer ni para mí, pero la aceptamos y lo mismo han hecho todos mis hijos. Todos ellos me respetan porque yo los apoyo como son", cuenta Arizmendi.
Norma Ramírez cuenta que sospechó la inclinación homosexual de su hijo desde que éste tenía tres años de edad.
"No era afeminado, ni lo es hoy en día. Pero quizás las madres tenemos un sexto sentido. Yo notaba "algo" que no podía explicar. En aquel tiempo se decía que las madres apegadas a los hijos los hacen homosexuales. Traté de no serlo. Me sacrifiqué inútilmente. Observándolo, supe que mi hijo comenzó a percatarse en la adolescencia", narra Ramírez.
De pronto, la crisis estalló con una violencia inusitada en aquel muchacho sereno, estudioso, inteligente, callado. Rompía cosas, se hería los brazos, contestaba con monosílabos.
"Por primera y única vez en su vida, su padre llegó a propinarle una bofetada. Yo sabía lo que pasaba pero disimulaba ante mi esposo para evitar que sufriera. Conque sufriera yo era ya bastante", comenta Ramírez.
"El día que me dijo que tenía "ganas de matar o matarse", y "mandó a los curas y a Dios a paseo" (siempre estudió en escuelas católicas), señala Ramírez, decidió llevarlo a un psiquiatra. Este dictaminó que era necesario internarlo temporalmente en un centro psiquiátrico.
"El profesional se encolerizó cuando me negué rotundamente. 'Creo que su hijo es homosexual y no se acepta. Está pasando por una fuerte crisis. La hago a usted responsable de las acciones de el", dijo. "Me hago responsable, Dr.", respondí. Mi esposo, una tía y yo nos turnamos para vigilarlo durante dos días y sus noches. Busqué un psicoanalista capaz e inteligente".
No solamente se aceptó, sino que cuando se graduó en la universidad y comenzó a trabajar, sus jefes, incluyendo el decano (católico) de la prestigiosa universidad a cuyo profesorado pertenece, y sus amigos, la mayoría de ellos profesionales heterosexuales, no solamente lo aceptan sino que lo respetan y lo quieren. No proclama que es gay pero tampoco lo niega. Incluso, se empeño en confesárselo a su padre a pesar de la oposición de la madre, quien quería evitarle ese dolor al padre. Este, al igual que ella, lo aceptan como es.
El famoso informe Kinsey, que data de 1948 y todavía es el más influyente de su tipo, reveló que el 37% de los varones estadounidenses reconocía haber experimentado por lo menos un contacto sexual con otro varón. La mayor parte de los estudios al azar efectuados en Estados Unidos y en Europa Occidental estiman que alrededor del 8% de los hombres y las mujeres admiten haber tenido alguna experiencia homosexual, y que alrededor del 2% admiten su preferencia por experiencias exclusivamente homosexuales.
El Informe Kinsey publicado por Alfred C. Kinsey hace casi 60 años ha sido la mayor revolución de la percepción de la sexualidad conocida hasta hoy, al entrevistar a más de 20.000 hombres y mujeres que respondían un cuestionario anónimo, con el cual se logró crear una base de datos que describían el comportamiento sexual en el ser humano, generando gran sorpresa los porcentajes de masturbación femenina, masculina, comienzo de la actividad sexual, homosexualidad, bisexualidad y otros comportamientos.El National Opinion Research Center ha reportado que aproximadamente el 0,7% de los hombres estadounidenses se consideran homosexuales, aunque se cree que la cifra es mucho mayor, debido al silencio de muchos para evitar la discriminación.
El 17 de mayo de 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS) también excluyó la homosexualidad del Código Internacional de Enfermedades. Grupos defensores de los homosexuales escogieron esta fecha en 2005 para celebrar la Primera Jornada Mundial contra la Homofobia.
Por ALEIDA L. DURAN
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