Recuerdo que a pesar de ser muy open-mind y todo lo que quieran, hubo un momento, dentro de una relación pasada, en el que pensé que sería muy estúpido terminarla por no tener completa satisfacción sexual, ya saben, así como que piensas que eres un inche' caliente que solamente se fija en sexo y no ve la verdadera esencia de la persona, pero en realidad terminé por darme cuenta que sin estar satisfecho en el plano sexual no puedes alcanzar las demás metas como pareja. Si me volviera a encontrar con una situación así ya no me engañaría, no repetiría "uff! estuvo genial" si la neta no estuvo genial, así me evitaría humillaciones y lastimar gente fantástica que quiero. En fin, esto solo es un brochazo del gigante lienzo de una relación amorosa, lo importante es escoger el mejor color dentro la gama requerida, no creen? escogerían el rojo carmín de la pasión, un rosa pastel de ternura, o un color que les trajera versatilidad? lo importante al escoger este color sería que contribuyera a lograr la pieza que tienes en mente, claro! sin esperar que la crítica siempre te aplauda. Espero no les vuelva locos mi opinión, solo soy un wey idealista en busca del amor y de la paleta de colores ideal para mi corazón...
CADA QUIEN SU VIDA
Esta es una reflexión hecha a partir de leer la última entrada de mi cuate el kawamo a quien se la dedico...
Si el sexo importa o no... Creo que eso tiene mucho que ver con las expectativas y metas de vida de cada quien. Para unos importará mucho y para otros no tanto. El placer es algo que se aprende y algo que tiene que ver con la historia de cada quien. El placer como algo aprendido es susceptible de resignificación. También se aprende a amar. A veces la cuestión no es tanto si podemos amar o si podemos sentir placer, no, lo que realmente importa es el hecho de porqué a veces no podemos hacer coincidir el amor con el placer sexual!!! Metáfora posmoderna que algunos resuelven en el plano existencial y otros en el plano pragmático. Los existencialistas hurgan los recovecos emocionales y se plantean interrogantes subjetivas en torno al significado del amor y de la sexualidad y como éstas, afectan el devenir del sujeto en cuanto su conformación existencial. Los pragmáticos lo llevan al terreno de la praxis social y no cuestionan al amor ni al placer sexual, simplemente lo dan por hecho aunque a veces ni lo sientan en pos de conseguir sus metas. Se casan por posición y no por amor, "cojen" por cumplir y no por deseo. Y en las trincheras subersivas existimos los que creemos firmemente en la humanidad de los seres humanos con todo lo que ello implica: emociones, afectos, sentimientos, racionalidad y sentido de vida... Cada uno de nosotros, los subersivos, escoge la manera de construirse, de armarse, de enfrentarse a la vida. Algunos damos más peso al sexo que al amor y otros por el contrario, damos más peso al amor que al sexo, pero también hay quienes queremos encontrar cierto equilibrio entre los dos. Habemos quienes lo hacemos desde la soltería y habemos quienes lo hacemos desde la pareja, unos desde la monogamia y otros desde el poliamor. Unos desde la heterosexualidad y otros desde la bisexualidad u homosexualidad. Sabemos que no somos perfectos pero la vida nos da la oportunidad de irnos construyendo poco a poco en torno a nuestros deseos y anhelos, el camino es complejo pero harto significativo y al final podemos construir la felicidad hilvanando los retazos de experiencia y vida: amor, desamor, alegría, dolor, soledad, complitud, esperanza, desesperanza, etc. Todo lo que compone la complejidad de lo humano entrelazando con la razón y la experiencia. Sabemos que cada persona es diferente y que cada quien tiene su tiempo. Los subersivos no generalizamos, aceptamos la diversidad y las diferencias individuales, los subersivos nos caemos y lloramos, nos damos nuestro tiempo, sabemos que siempre saldrá el sol tras la tormenta, pero sobre todo, creemos firmemente en el derecho a elegir lo propio.
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