¡Abajo los pantalones, Arriba la imaginación!
Históricamente a la cultura occidental la ha caracterizado la dominación del pensamiento judeo-cristiano, el cual plantea la necesidad de castigar al cuerpo, de disociar los elementos biológicos, sociales, psicológicos y espirituales que conforman al ser humano y que dificultan el goce de una sexualidad libre de culpas. En esta visión, el cuerpo es sinónimo de suciedad, maldad y vergüenza.
Actualmente el temor a abordar este tema en público es cada vez menor. Películas, obras de teatro, programas de radio y televisión hacen esfuerzos por desmitificar la sexualidad humana y derribar los tabúes que la rodean. Las marionetas del pene es una puesta en escena en donde no se habla de penes, sino se trabaja con ellos, y en la que un par de actores cuentan anécdotas en las que sus genitales son los principales protagonistas.
Actualmente el temor a abordar este tema en público es cada vez menor. Películas, obras de teatro, programas de radio y televisión hacen esfuerzos por desmitificar la sexualidad humana y derribar los tabúes que la rodean. Las marionetas del pene es una puesta en escena en donde no se habla de penes, sino se trabaja con ellos, y en la que un par de actores cuentan anécdotas en las que sus genitales son los principales protagonistas.
La obra surgió en Australia en 1996 cuando David Friend y Simon Morley escriben y desarrollan la idea en la que el pene se presenta de una manera lúdica y divertida, capaz de romper con los estigmas. Conforme avanza la representación, los espectadores logran despojarse de prejuicios al tiempo que olvidan recatos y pudores, propios de una sociedad que hasta el momento ha fracasado en la búsqueda de un ejercicio sexual pleno y liberador.
Basada en el ancestral arte japonés del "origami" (doblar papel), Las marionetas del pene constituye un espectáculo en el que los asistentes son transportados a diversas partes del mundo. Así, los viriles miembros recrean una atmósfera francesa al adquirir la forma de la Torre Eiffel, o de pánico cuando se transforman en el monstruo del Lago Ness y hasta de algarabía cuando llega a aparecer ¡un caracol!
Sin contar con una historia definida, la obra teatral, producida por Isabel Tardan y dirigida por Carlos Pascual, se asemeja más a una serie de anécdotas que generan una especie de catarsis colectiva. Las risas inundan el teatro. El ver a dos actores deambular totalmente desnudos sobre un escenario, jugando y haciendo figuras con su pene y testículos, resulta gracioso para la mayoría del público, que de esta forma transgrede la barrera de lo prohibido y ve con mayor naturalidad la desnudez frontal masculina.
Las marionetas del pene no es una puesta en escena con contenido sexual o gay, tampoco tiene fines didácticos o educativos, mucho menos eleva a discurso intelectual la falocracia o el machismo, simple y sencillamente busca hacer reír al espectador e interactuar con él a través de la peneflexia, y convierte en acto lúdico lo que generalmente tiene connotaciones fuertemente sexuales.
Basada en el ancestral arte japonés del "origami" (doblar papel), Las marionetas del pene constituye un espectáculo en el que los asistentes son transportados a diversas partes del mundo. Así, los viriles miembros recrean una atmósfera francesa al adquirir la forma de la Torre Eiffel, o de pánico cuando se transforman en el monstruo del Lago Ness y hasta de algarabía cuando llega a aparecer ¡un caracol!
Sin contar con una historia definida, la obra teatral, producida por Isabel Tardan y dirigida por Carlos Pascual, se asemeja más a una serie de anécdotas que generan una especie de catarsis colectiva. Las risas inundan el teatro. El ver a dos actores deambular totalmente desnudos sobre un escenario, jugando y haciendo figuras con su pene y testículos, resulta gracioso para la mayoría del público, que de esta forma transgrede la barrera de lo prohibido y ve con mayor naturalidad la desnudez frontal masculina.
Las marionetas del pene no es una puesta en escena con contenido sexual o gay, tampoco tiene fines didácticos o educativos, mucho menos eleva a discurso intelectual la falocracia o el machismo, simple y sencillamente busca hacer reír al espectador e interactuar con él a través de la peneflexia, y convierte en acto lúdico lo que generalmente tiene connotaciones fuertemente sexuales.
"Mario Reyes, Franck, DiferenteZ"
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