El 17 de mayo se celebra la Jornada Mundial de Lucha contra la Homofobia. Este tipo de jornadas invitan a la reflexión, al compromiso moral y al estudio de temas tan cruciales y urgentes como la aceptación del otro como un sí mismo. El significado de determinados conceptos médicos, y las palabras de algunos religiosos contemporáneos, ilustran bien cuán espinoso ha sido el camino en torno a la homosexualidad.
La homosexualidad es un tema que ha sido mal tratado por la medicina. Sin duda las visiones inadecuadas de la ciencia médica han perjudicado a los homosexuales. Los primeros casos, hace 25 años, del síndrome de inmunodeficiencia adquirida ilustran bien el terrible peso de la estigmatización y el daño que puede ejercerse a partir de conceptos equivocados. En esa época se consideró que los culpables y los responsables del sida eran los homosexuales. La viremia, el desconocimiento inicial acerca del sida y las inclinaciones sexuales de los afectados -en su inmensa mayoría eran hombres- convertían a los enfermos en verdaderas víctimas de la profesión médica. La razón es sencilla: la medicina había etiquetado a los homosexuales con una serie de epítetos peyorativos e incomprensibles.
Las definiciones de homosexualidad en los manuales de siquiatría han incluido muchos conceptos terribles. Ha sido listada bajo diversos rubros. Se le consideró primero como una personalidad psicopática. Después se incluyó en el grupo de alteraciones socio paticas de la personalidad, y, posteriormente, se englobó bajo el rubro de enfermedades mentales no psicóticas y alteraciones de la personalidad. En 1974, la American Psychiatric Association "relajó" sus consideraciones con respecto a la homosexualidad y la insertó en el grupo de "alteraciones en la orientación sexual". Fue hasta 1990 cuando la Organización Mundial de la Salud suprime la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales. Esa iniciativa intentó terminar con casi un siglo de homofobia, en este caso, avalada por la ciencia.
Ese incomprensible letargo y atraso de la ciencia habló en boca de Hitler, quien incluyó a los homosexuales dentro de las poblaciones que deberían ser exterminadas. Habló y habla también en la boca de algunos religiosos no muy sesudos que siguen considerando a la homosexualidad como un problema que atenta contra el mismísimo Dios y contra la incólume especie humana.
Afortunadamente, cada día se logra concientizar a las personas que la homosexualidad no es un mal, no es una enfermedad, no es una elección.
Luchemos contra la Homofobia, luchemos contra la discriminación, ayudemos al Homófobo a entender que somos diferentes, pero a la vez somos iguales (Somos Humanos).
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